Más vale juego en mano
Para pensar
¿Cansado de estudiar un montón de juegos que te encantan para luego no recordar ni uno? ¿Harto de que cuando te piden hacer magia siempre haces los mismos juegos? ¿Agotado de que te ocurra? ¿Leyendo esto con voz de anuncio de la teletienda?
Pues sí, sabemos cómo te sientes.
Hay cierta tendencia entre los amantes y estudiosos de la magia, de aprender un montón de juegos y pases, que luego ni recuerdas. Y lo peor no es no acordarse, sino intentar recordar cada fase a medida que intentas reproducir el juego, fallando en muchas ocasiones y todo con cara de «cuñado» que todo lo sabe. Por supuesto, todo esto delante del público... Ay, ay, ay. No, no te agobies, porque traemos parte de la solución. Hemos consultado al azulado y sabio Kaplan y nos ha guiado como estrella que va a Belén.
Dale una vuelta y piensa en esto, a ver si te sirve:
VALE MÁS RECORDAR UN JUEGO QUE CONOCER CIENTOS
El mago veterano tiende a acumular una cantidad enorme de juegos y de información, gran parte de los cuales es capaz de recordar por asociación, pero que en su mayor parte termina olvidando con el paso del tiempo.
Con frecuencia, cuando alguien les pide de repente que hagan juegos, muchos de esos magos «conocedores» solo se acuerdan de uno o dos, tras los cuales los juegos van agotándose poco a poco y volviéndose cada vez menos entretenidos. Un buen artista no se lo puede permitir. Debes tener en cuenta que el público te va a juzgar siempre por lo que vea, no por cuánto conozcas.
Cuando me di cuenta de este fallo, hace ya muchos años, creé un listín para efectos que a mi entender eran idóneos para este tipo de ocasiones.
Básicamente se trataba de un cuadernito de hojas cuadriculadas con índices recortados en el margen derecho. En él clasificaba los juegos por categorías tales como «cartas», «mentalismo» o «monedas». Cada página incluía una columna de títulos de juegos, otra de breves referencias bibliográficas, y otra más ancha con una clave simbólica que identificaba cada juego según fuese de «apertura», de «magia cómica», de «efecto espectacular», «improvisado» o con cualquier otra indicación útil para mis propósitos.
Además, tengo también otro cuadernito, exclusivo para juegos sin preparación, que llevo siempre conmigo y que repaso antes de ir a cualquier sitio en el que piense que puedan pedirme que haga magia. Previamente, selecciono unos cuantos efectos que creo que me apetecería presentar y a veces incluso los anoto en una tarjeta de visita. De esta manera, si alguien me pide que haga un juego siempre sé qué voy a hacer, y así evito saltar a trompicones de uno a otro.
Una advertencia: no sobrecargues el listín con todos los juegos que conozcas. Úsalo solo para los que de verdad vayas a hacer, te gusten y te sepas bien.
No te imaginas lo mucho que este sistema tan sencillo ayudará a que te granjees una reputación de mago ameno y asombroso.