Recordando a Pepe Carrol
El 5 de enero se cumple un triste aniversario. Recordamos el día en que Pepe Carrol decidió cruzar al otro lado del espejo. Unas manos prodigiosas, esos dedos largos y afilados en los que las cartas y todo lo que se pusiera a su alcance adquirían propiedades mágicas. Dados que se apilaban solos, cambiaban de color o sencillamente aumentaban su tamaño; jugadas de póquer que cambiaban a su voluntad, barajas que cambiaban sus dorsos, esas once cartas que nunca llegaban a ser once, las comedias de situación que montaba con efectos clásicos que están en los libros pero que no habíamos visto (o se nos pasaron por alto), ese manejo del público gracias a sus palabras, su mirada (con la que enamoraba a las chicas que asistían a su show), los movimientos elegantes de esos dedos portentosos.
Pepe no se fue del todo. Nos ha dejado horas y horas de grabaciones de sus actuaciones, cientos de páginas con sus efectos, artículos teóricos, anécdotas, vivencias, sus palabras. Y ahí están, para siempre, para que nunca le olvidemos.
Muchos años sin nuestro querido Pepe, sin el gran maestro de la escena; sin esos diez ayudantes que le acompañaban, sus diez dedos. Y la mejor forma con la que podemos recordarle es leyendo, viendo o disfrutando de la magia de Pepe.
¡Tu magia perdura!
Pepe no se fue del todo. Nos ha dejado horas y horas de grabaciones de sus actuaciones, cientos de páginas con sus efectos, artículos teóricos, anécdotas, vivencias, sus palabras. Y ahí están, para siempre, para que nunca le olvidemos.
Muchos años sin nuestro querido Pepe, sin el gran maestro de la escena; sin esos diez ayudantes que le acompañaban, sus diez dedos. Y la mejor forma con la que podemos recordarle es leyendo, viendo o disfrutando de la magia de Pepe.
¡Tu magia perdura!
