Enseñar y revelar. ¿Cuál es cuál?
Lo difícil es trazar la línea entre enseñar y revelar, una distinción importante dentro de la magia. Se revela cuando el público no tiene que hacer ningún esfuerzo para aprender cómo se hace un juego o una ilusión. Revelo si voy a la tele y explico cómo se hace una de las ilusiones de David Copperfield. Lo que Valentino hacía con su máscara era indudablemente revelar, ya que todo lo que el público tenía que hacer era quedarse sentado y ver cómo se hacían juegos por cuyo secreto ni siquiera había preguntado. Pero, si yo vendo uno de mis juegos originales, ¿por qué eso no es revelar? Porque probablemente tú buscaste en internet, en una tienda de magia, o en una biblioteca, para averiguar cómo podías aprender magia, hasta que llegaste a mi juego. Mostraste un interés sincero. Buscabas que te enseñaran de alguna forma.
Vamos a llevarlo un paso más allá. Supongamos que dedicas una tarde a investigar cómo funcionan ciertos juegos. Encuentras dibujos esquemáticos que resultan difíciles de interpretar, y explicaciones de mecanismos sorprendentemente básicos. Descubres que los magos sacamos partido de suposiciones comunes y tendencias cuando pedimos a un espectador que nombre una carta o un color. Encuentras suficientes detallitos como para levantar una ceja. Pero sobre todo lo que descubres es, como suele decir Teller, que los magos están dispuestos a dedicar más tiempo a un solo juego de lo que hubieras podido imaginar. Averiguas, por ejemplo, que hay magos capaces de ejecutar una mezcla en la que veintiséis cartas se intercalan de forma perfecta con las otras veintiséis con una precisión quirúrgica. Y esos mismos magos han aprendido a hacerlo sin mirar, mientras cuentan un chiste. Lees sobre cosas que las manos humanas pueden hacer con la suficiente práctica y que resultan impensables para alguien ajeno a nuestro oficio. Ahora que has echado un vistazo en mayor profundidad a lo que se necesita para hacer magia, todo parece tan... complicado.
Los espectadores ocasionales dan por supuesto que los secretos de la magia son elegantes y simples, y quienes se dedican a revelarlos quieren que creas que así es. Pero lo cierto es que el secreto de cualquier juego es solo la punta del iceberg. Los pases secretos, la presentación y la manera de enmarcar cada juego son lo que en realidad provoca tu asombro... y no encontrarás esos secretos expuestos en internet o en un libro. Eso se gana a lo largo de una vida haciendo magia. Así que, aunque no encontrarás demasiados secretos explicados en este libro, sí que obtendrás una mirada sin filtros al modo en que un mago engaña a tu cerebro, e incluso a cómo piensan los magos.
