Juan Tamariz sigue recorriendo en estos meses el país en su gira por los
grandes teatros españoles con su espectáculo Magia Potagia. Un espectáculo mágico de dos horas, en el que ofrece
gran parte de su mejor reperterio de cartomagia de escena y de cerca, con
efectos de mentalismo y gratas sorpresas. En él cuenta además con la
colaboración de la maga colombiana Consuelo Lorgia y del ilusinonista argentino
Alan (Alfredo Marchese).
En el Gran Teatro de Elche (Alicante), Juan se sitúa en
el centro del escenario y se sienta tranquilamente a revisar su baraja antes de
la actuación. Con el hilo musical del tema principal de la película Siete novias para siete hermanos de
Stanley Donen de fondo, Tamariz nos concede amablemente esta entrevista para
Páginas.
Miguel: Juan, ¿qué camino le aconsejas seguir a quien desee iniciarse en el ilusionismo? Juan: No soy amigo de dar consejos, el único consejo que doy
siempre es no me hagas ningún caso (risas). Bueno, es algo muy difícil porque
al principio uno debe hacer lo que a uno le guste y mirar un poquito y leer y
ver a otros magos, charlar y relacionarse lo más que pueda y sin seguir un
camino directo y seguro, y ver por dónde le lleva el cuerpo y el alma, es muy
importante.
M: Para la magia hay que leer mucho, ¿cuáles son tus libros de cabecera en general? J: No suelo leer novelas y libros de
ficción. Sí leo mucha filosofía, de Séneca, de Spinoza, Schopenhauer… Borges
me encanta. Pienso que ayuda mucho a la mentalidad mágica.
M: ¿Y de magia? J: De magia tengo muchísimos, pero
hay diez o doce que obviamente… El Tarbell (Curso de Magia Tarbell, 8
volúmenes, Páginas) es esencial para todo el mundo, porque es lo más completo
en magia. A mí me tiran las cartas. Están los Vernon (Secretos de cartomagia,
Secretos definitivos de cartomagia, El Libro de Dai Vernon, Revelaciones, Páginas), Técnica cartomágica avanzada de Hugard y Braue (Páginas), los de
Hugard (Enciclopedia de trucos con cartas, Ed. Frakson) el de Paul LePaul (La
magia con cartas de LePaul, Ed. Marré), etc.
A mí es que me gusta leer mucho, aunque
yo no haga todo, pero he hecho casi de todo: mucho de mentalismo, hago
seminarios de mentalismo, mucho de magia de cerca, de cuerdas, de pañuelos… y
por eso leo todo lo que puedo. Ahora me interesa mucho la historia de la magia –bueno, hace veinte años
que me interesa–, ver los orígenes de cada juego, de cada parte, y empaparme de
esa historia, porque si no anda uno perdido. Es como si a un músico de música
clásica llegas y le dices «¿y esa pieza que tocas es de Mozart?» Y te dice:
«Mozart, me suena, ¿quién es?»
Es una de las cosas que creo que
los magos tenemos que corregir para sentir la magia y así tener memoria
histórica y artística.
M: Todos los años te encargas de organizar las Jornadas Cartomágicas de El Escorial, ¿cómo surge la idea y en qué consisten realmente? J: Esto surgió porque yo venía del
mundo del cine, como estás tú ahora y en aquellos años, a principio de los
setenta, pensaba que sería muy bueno que nos reuniéramos y pudiéramos discutir
y trabajáramos en equipo. Entonces un buen día estaba con José Puchol, mi
maravilloso mentor mágico y le dije: «¡Tenemos que hacer algo!». Como entonces yo
tenía una casa de verano en El Escorial e iba mucho, le digo, «tendríamos que
reunirnos en El Escorial y hacer algo» . Y él contestó: «¡Venga, buena idea!».
Nos
fuimos rápidamente, lo miramos, entonces ya se lo comenté a otros y me dijeron
que era una locura, que dos días de cartas iba a ser un disparate, que además
de qué íbamos a hablar… que el primer año tendríamos temas, pero que el segundo
y el tercero se iban a agotar… Dije yo: «Bueno, eso no importa». De eso hace ya
cuarenta años y han seguido (risas).
Invitamos a varios, hicimos como el grupo
de la Escuela Mágica de Madrid y dijimos: «¡Venga vamos a organizarlo!», pero en
realidad casi siempre lo organizamos entre dos o tres: Varela, Puchol y yo.
Luego la vida ha ido quitándonos y robándonos a Varela y a Puchol. No hay una
gran organización, solamente hay que cada año exponemos unos temas, los que
quieren, se preparan, se estudian, se trabajan esos temas durante el año. Luego
cuando llegas se exponen, se discuten, se cuentan, se ven las magias y en eso
consisten, y claro temas de cartomagia hay miles.
En aquella
época la cartomagia estaba muy mal vista; en los congresos había unos pins que
ponían I Hate Card Magic (Yo odio la cartomagia) (risas) y lo llevaban muchos;
tenían cierta razón porque la cartomagia cuando se hacía en los congresos era
muy aburrida porque era un mago aficionado que solo había actuado ante su
familia, que quería hacer una cosa muy difícil que no le salía y se ponía
nervioso y era muy largo y en aquella época era un poco aburrido
el verlo; (risas). Yo les entendía, pero sabía que era un error de percepción y
hoy en día nadie dice eso ni lo piensa; al contrario.
M: ¿Qué opinas del postgrado de Ilusionismo que se ha creado en El Escorial? J: Todo lo que se haga por buscar
que la Magia se estudie más en profundidad pues me parece maravilloso.
M: Cada vez son más las universidades que se están abriendo a esto… J: Bueno llevan muchos años. Yo he
dado cursos en distintas universidades. Me acuerdo en Bellaterra, en el País
Vasco, luego estuve en Estados Unidos en dos universidades, incluso en una de
ellas era muy bonito porque hacen un trimestre dedicado a las artes escénicas y
dedican casi un mes entero a la Magia.
Se hacía en la Facultad de
Filosofía, el equivalente, y además, curiosamente, dedicaban una semana a
estudiar mis libros, lo cual cuando yo llegué a dar las clases los alumnos
sabían más de mis libros que yo mismo.
Decían: «Pero tú habías dicho…» y yo ni me
acordaba (risas). Reivindico el derecho a no ser coherente y a cambiar.
M: Desde que comenzaste, ¿cómo ha ido evolucionando el ilusionismo, cómo crees que está ahora y qué se podría mejorar? J: Hombre supongo que siempre se
puede mejorar todo mucho, pero creo que está muy bien, que hay mucho interés,
que cada vez hay más personas que además buscan los orígenes, la memoria, y que
hay quién estudia seriamente.
Antes, cuando yo empecé, por ejemplo, en las
Jornadas del Escorial que eran de Cartomagia, era el único que se dedicaba a ello;
entonces era muy difícil vivir de esto, solo habían salas de fiesta en aquella
época y viajar por el mundo en condiciones era muy difícil. Sin embargo ahora es
lo contrario, de los cuarenta que van, a lo mejor treinta y tres se dedican
íntegramente a la Magia, estudian con pasión y la prueba es que van allí a
pesar de que, entre comillas, pueden perder hasta el trabajo que tienen. Pero yo veo que está avanzando y evolucionando. Ahora, eso no quiere
decir que los artistas de antes fueran peores o que los de ahora sean mejores,
porque como tú bien sabes, en el arte no hay progreso, hay solo evolución y
adaptación a los tiempos.
M: Y sobre las investigaciones que se han ido llevando a cabo dentro de la psicología y en neurociencia, ¿cómo ves la relación entre el ilusionismo y la psicología? J: No sé hasta qué punto esto tiene
un gran interés para el arte pero siempre, todo lo que sea acercamiento al
arte, es bueno. Hay libros sobre psicoanálisis y Magia y libros de neurociencia y de
psicología directamente relacionados, hay libros de mitología como el de
Alicia del mago italiano, yo creo que todo lo que sea acercamiento a un arte,
pues es bueno. Ahora, luego ya cada uno en particular, hay cosas mejores y más
cuidadosas. Es interesante.
M: ¿Qué es el «Arco iris mágico?» J: El Arco iris mágico es el título
de un futuro y posible libro que llevo escribiendo más de treinta y tantos años. Ya lo he terminado y está a falta de maquetar y de que en
salga a la luz en algún momento.
M: ¿Las emociones son una de las claves de la magia? J: Siempre he creído en ello, que la
parte emocional es esencial y en este libro explico todos mis estudios sobre el
tema. Estudios que siempre he hecho, a lo mejor llevo veinte o treinta años
con ello, comprobándolo en la práctica.
El
problema de la teoría es que si tú piensas algo, esto debe ser así o creo que
es así, y si sigues pensando en ese camino y por casualidad te has apartado un
gradito o dos de la realidad, cuando lleves mucho tiempo pensando en ello,
estarás a veinte kilómetros de la realidad; entonces creo que es preferible ir
despacito, lentamente, estudiar un tema, llevarlo a la práctica, preguntar a
otros, mirar, investigar, ver que tienes que torcer tu dirección y vuelves
hacia la realidad un poquito, te pasas por el otro lado, vuelves… Pero nunca
estar pensando y tratando magníficas teorías sin ponerlas en práctica, sin ver
que de verdad eso tiene que ver con la realidad. Porque si no, uno se
entusiasma, y yo veo que a veces pasa eso. Escucho algunas teorías y me
pregunto, pero, ¿no lo habrá probado en la realidad esta persona? Y creo
que no lo ha probado, porque tú lo compruebas y aquello no se ajusta a la
realidad.
Claro que el arte es muy amplio y permite todo, es flexible y muy
amplio, pero dentro de eso, en Magia hay un nivel que no puedes bajar, pienso
yo. Si no, pasa de ser arte de la Magia a ser arte teatral. Ese es otro arte
maravilloso. Si cuando tú haces algo la genta ve, sospecha, imagina o sabe cómo
va, eso es otra cosa, es lo que se llama truco-trampa, que suena un poco feo,
pero hay que decirlo. Si uno de repente hace algo, si esa teoría está aplicada
ahí y sin embargo ahí se ve, pues yo no le veo la gracia, es otro arte ya, arte
teatral o de ficción o de lo que sea. Y yo creo que uno de los problemas que
hay ahora es que se pasó de nada de teoría, de nada de investigación
psicológica, de nada de investigación artística, estética, etc., al otro
extremo. No sé yo, pero mucho me temo que si alguna no funciona, no está de vez
en cuando yendo a la realidad, aquello se puede disparar hacia cosas muy
hermosas, una construcción teórica muy hermosa –pasa siempre en arte ¿no?– pero
que no corresponde a la realidad.
M: ¿Crees que llegará el día en que el público tenga cultura mágica? ¿Es necesario que el espectador sepa de magia para poder apreciarla mejor? J: No sé si es necesario o no, es un
tema general del arte, ¿no? Yo puedo no conocer nada de pintura, llegar y ver un
cuadro de Vermeer, ver La lechera de Veermer y me quedo emocionado, no necesito
saber y siento enormemente, a lo mejor me remueve y me queda grabada esa
imagen, me ayuda a vivir de alguna manera y a disfrutarla. Es decir, es
una pregunta que se puede aplicar al arte, en general.
No sé si es
necesario, creo que necesario, así, tajantemente, no. Creo que la historia de la
Magia, lo que es cultura general, lo que es la búsqueda de objetivos y orígenes, a veces, es bueno que se sepa, pero no sé si es muy bueno que se
racionalice. El arte es emoción e intuición.
M: ¿Hay una solución única a los problemas de la Magia? J: Creo que cada uno, según en el
estilo que trabaja estéticamente, tiene que averiguar cuál es su dirección y
cuál es su objetivo final, y de verdad, en qué tipo de arte trabaja. El arte, como sabes, va por muchos caminos paralelos o convergentes. Si quieres
subir a una montaña por una ladera, y esa ladera tiene muchas piedras, hace
falta llevar un tipo de zapatos; pero si subes por un sitio en el que hay mucha
vegetación, necesitas un hacha para ir cortándola. Según por dónde vayas –a lo
mejor hacia el mismo objetivo– tienes necesidad o no de unos instrumentos
u otros.
Muchas gracias, Juan, por habernos concedido este ratito para hablar sobre lo que más nos gusta y desverlarnos algunos de tus pensamientos.
¡Nos vemos en la vía mágica!