PRÓLOGO
Cinco de Cinco
Richard Kaufman

Vivir en Asia durante varios años me ha proporcionado un punto de vista diferente acerca de la magia oriental. Antes, desde Argentina, cuando me hablaban de este tipo de magia me venían a la mente vestimentas tradicionales y efectos clásicos efectuados por personas de edad avanzada. Mi percepción hoy en día está completamente alejada de aquellos tópicos. Lo primero que pienso cuando me nombran la magia japonesa u oriental en su totalidad, es en el ingenio, la innovación, la forma paralela que tienen de pensar las cosas.
La primera vez que me topé con el libro The New Magic of Japan publicado por Richard Kaufman en 1988 yo era muy joven y aún no hablaba inglés. Sólo podía mirar los maravillosos dibujos de Ton Onosaka y empezar a tomar contacto con los afamados nombres de los autores. Recuerdo la frustración de tener algo tan valioso en mis manos, que despertaba en mí tanta curiosidad, y no poder entender una palabra de lo que estaba escrito. Sediento por descubrir aquellos efectos y rutinas, pero desalentado porque parecía una labor imposible. Hubiera dado cualquier cosa por tener ese libro en español en aquel momento, o alguien a mi lado que me lo tradujera.
Tuve que crear un mundo a través de sus dibujos, sentir la forma, la energía de los juegos, imaginar lo que esos magos querían expresar con cada efecto. Ahora que lo analizo, fue parte de un juego interesante también.
A través de los años tuve la oportunidad de cruzarme, conocer y hasta entablar una amistad con muchos de los autores que participan en esta trilogía mágica: Cinco de Cinco, Magia Japonesa e Ingenioso Japón.
Cuando conocí a Ton Onosaka y Mama San fue como conocer al padrino –en el buen sentido– de la magia japonesa. Ton me trató con muchísimo respeto y compartió conmigo su sabiduría y conocimientos desde el primer momento. La amistad surgió de inmediato entre nosotros. Me contó acerca de Magic Land desde donde fue entablando todas sus amistades y donde sus sueños fueron cobrando vida.
En una de mis visitas a Japón, también tuve el honor de reunirme con Hiro Sakai. Fue un maravilloso anfitrión. Conocí con él casi todos los barrios de Tokio, y visité negocios diversos que llamaban mi atención. En especial, una enorme juguetería, un lugar increíble, en el que pasamos varias horas y compramos juguetes novedosos... robotizados. Al salir de allí, nos dirigimos de inmediato al estudio de Hiro para crear rutinas y presentaciones utilizando aquellos novedosos juguetes. Hiro no sólo es un mago profesional, inventor y creador de muchísimos juegos sino que también es un apasionado de la magia, de compartir, de tener siempre ese niño que todos llevamos dentro despierto y curioso por más y más magia. Y podría seguir. La lista de genios que participan en esta trilogía es larga.
Sin lugar a dudas los efectos que encontrarás son atemporales y están dotados de la típica sutileza inteligente japonesa. Son principios y conceptos que caracterizan un estilo de magia fascinante.
Sin el entusiasmo de cada uno de todos los autores sumado a la gran labor de Richard Kaufman en su época, este libro no se hubiera podido materializar.
Hoy quiero agradecer a Páginas y a todo su equipo por asumir el desafío, trabajo e iniciativa de publicar, no sólo una obra, sino una completa y maravillosa trilogía dedicada a la comunidad mágica de habla hispana que, como yo hace muchos años, no ha podido todavía sumergirse en el originalísimo y delicado mundo de la magia japonesa.
Por fin tengo estos tesoros en mis manos y podré disfrutar con los ojos de aquel niño sediento de magia y curiosidad.
¡Nos embarcamos juntos y te acompaño ahora mismo a leerlos y a disfrutarlos!

Mirko Callaci
Shangai, diciembre 2015